jueves, 18 de julio de 2013

Los reyes Borbones

En 1590, luego de todas estas luchas y destrucciones y a pesar del descontento general tanto en ciudades como en el campo, la nobleza se reunificó. El hugonote Enrique de Borbón, en 1593, aceptó convertirse al catolicismo y desde entonces fue reconocido por los nobles católicos y protestantes como Enrique IV de Francia, fundador de la dinastía de los Borbones.
Enrique IV reconstruyó la ciudad de París y la convirtió en capital permanente del reino y sede de la monarquía. Sus administradores tomaron medidas para lograr la recuperación de la agricultura y el comercio de exportación. Después de medio siglo de cuestionamientos y fracasos, la monarquía recuperó su prestigio entre la sociedad.
La paz se consolidó en 1598 cuando el Edicto de Nantes garantizó a los hugonotes libertad de conciencia, una ilimitada libertad de culto, y derechos políticos y militares. Sobre estas bases, y a lo largo de todo el siglo XVII, se consolidó el poder absoluto de la monarquía francesa.

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