viernes, 12 de julio de 2013

Oposición de la burguesía ante la monarquía francesa en el Siglo XVIII

La nobleza (cuyos títulos eran originariamente comprados a la Corona) dirigió en los parlamentos provinciales la oposición a las iniciativas reales, invocando que los decretos reales se sometieran a la aprobación parlamentaria y haciéndose pasar por defensores de las libertades públicas contra el despotismo real, con lo que pretendían popularizar su causa; en realidad, lo que estaban defendiendo eran sus propios privilegios y el control del gobierno por parte de la aristocracia.
La oposición de la clase intelectual a la monarquía estuvo dirigida por los filósofos y escritores franceses del siglo XVIII que trataban problemas políticos, sociales y económicos. Rechazando las costumbres y la tradición como líneas de acción, instaron a sus compatriotas a que usaran la razón como medio para descubrir las leyes naturales que rigen las relaciones humanas y para moldear nuevas instituciones de gobierno y sociedad en conformidad con ellas.
También sostenían que toda la población tenía ciertos derechos naturales —vida, libertad y propiedad— y que los gobiernos existían para garantizar esos derechos. Algunos, a finales del siglo, defendieron el derecho de autogobierno. Estas ideas fueron especialmente apreciadas por la burguesía, que había aumentado en número, riqueza y ambición, y ansiaba ampliar su destacada posición socioeconómica al ámbito político, participando en las decisiones del gobierno. A través de la burguesía, las ideas se filtraron hasta las capas inferiores de la sociedad y llegaron a formar parte del acervo popular antes de la revolución.

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